El 13 de setiembre de 1903, el Club Nacional de Football representó de forma íntegra al seleccionado uruguayo y, en Buenos Aires, logró el hito de doblegar al poderoso combinado argentino (3-2) y conquistar la primera victoria internacional de la Celeste-que aun no lo era de ese color- en su riquísima historia, probablemente la más rica de cuanto representativo nacional exista.
Nunca un suceso de similares características volvió a repetirse en nuestra Selección. Sin embargo, si bien en condiciones distintas, el Montevideo Wanderers estuvo a punto de patear el tablero y sumarse a la historia de clubes-selección.
¿Cuándo fue? ¿Por qué? ¿De qué forma?
Entérate, a continuación.
Si bien hasta ese momento no era raro ni lo sería hasta pasada la segunda mitad del siglo XX que existieran seleccionados integrados por mayoría de jugadores de un mismo club, también es cierto que, después del caso de 1903, nunca más un club en forma completa se vistió oficialmente de oriental.
El 21 de octubre de 1906, Wanderers estuvo a punto al aportar nada menos que 10 jugadores a la Selección en una caída 2-1 ante Argentina por la primera edición de la Copa Newton celebrada en la Sociedad Sportiva de Buenos Aires bajo el arbitraje de Guillermo Jordan.
Para aquella época, los “bohemios” eran una potencia del fútbol local: nacidos el 15 de agosto de 1902, estaban a punto de obtener su primer Campeonato Uruguayo (1906; repetirían en 1909) y su primera Copa Competencia (1906; repetirían en 1908). Con el paso de los años y con la misma base de players, llegarían dos Copas de Honor (1908 y 1910) y un resonante éxito internacional: la Copa de Honor Cousenier (1908, imponiéndose al Quilmes Athletic Club).
No solo eso: desde su fundación y hasta ese entonces, contaba con muchos de los mejores futbolistas del balompié oriental, siempre en la consideración para representar al combinado.
¿Nombres? Juan Sardeson, Miguel Aphesteguy, Martín “Chicha” Aphesteguy, Mario Ortíz Garzón, José Nicolich, Francisco Branda, Enrique Sardeson, Rafael de Miquelerena, Luis Piñeyro Carve, Gilberto Peralta, Alberto Zumarán y Cándido Hernández Bentancor, entre otros.
Pero de entre tantos y tantos cracks, sobresalían dos: Juan Carlos Bertone y Cayetano Saporiti.
Entre 1906 y 1911, Bertone, notable back derecho o izquierdo, que tuvo el honor de ser el primer capitán duradero del combinado (cuatro años entre 1907 y 1911), fue uno de los puntales de la Selección perteneciendo a Wanderers.
Más allá de sus condiciones físicas y anímicas, que le hacían un gran líder, tiene un record curioso e histórico: fue el primer capitán en anotar un tanto para el combinado oriental en un 2-2 ante Argentina por la Copa Lipton de 1908 en el Gran Parque Central.
Pero la figura máxima tenía nombre, apellido y apodo: Cayetano Saporiti, “Gaitanín”.
Saporiti, nacido en Montevideo el 14 de enero de 1887, es uno de los tres máximos ídolos de la historia “bohemia” y el máximo ganador de su rica trayectoria: 14 títulos, de los cuales cuatro son internacionales.
Casi 400 partidos en el arco de su amado club entre 1903 y 1921 lo hacen inmortal.
Sin embargo, hablar de números puede resultar hasta injusto con él: “Gaitanín” fue el primer gran golero de la historia de este país, el primer gran golero de la Selección Uruguaya, a la que defendió entre 1905 y 1919.
Fue el indiscutido #1 del combinado en las primeras dos décadas del siglo XX: sumó 56 partidos (un número realmente alto para la época y destinado solo para los “elegidos”) y ganó las dos primeras Copas Américas de la historia, 1916 y 1917, siendo inamovible en la valla.
En el arco, era una garantía: con una estatura superior a la de los porteros del momento, sus grandes virtudes eran los reflejos que poseía, su juego debajo de los tres palos y sus notables estiradas.
Así, llegamos al 21 de octubre de 1906 para el cotejo inicial de la copa donada por Nicanor Newton para disputarse anualmente-en el mejor de los casos- entre las enseñas rioplatenses y con fines benéficos (se celebraron 28 ediciones entre 1906 y 1976).
Debido al sensacional momento de forma de los “vagabundos”, la Asociación determinó que, para dicho encuentro, 10 futbolistas del Montevideo Wanderers representaran al seleccionado. El único outsider fue nada menos que Juan Pena (CURCC), el que “impidió” el hito completo al “arrebatarle” el puesto al “wanderista” que quedaba: Luis Carvalho Álvarez, su centre-forward. “Penita”, además, fue el capitán.
Así, Saporiti; Miguel Aphesteguy, Bertone; Piñeyro Carve, Branda, E. Sardeson; de Miquelerena, Peralta, Zumarán y Hernández Bentancor, más Pena, se presentaron ante 4.000 espectadores en Buenos Aires.
Fue el debut internacional con la malla charrúa de Bertone, Branda, Zumarán, Peralta, de Miquelerena, Piñeyro Carve y Miguel Aphesteguy.
Los argentinos saltaron a la cancha con un cuadrazo que tenía la base de la potencia rioplatense Alumni: Ricardo Coulthurs (Quilmes); Juan D. Brown (Alumni) y Jorge G. Brown (capitán, Alumni); C. Dickinson (Belgrano), Carlos Buchanan (Alumni) y Patricio Browne (Alumni); Gottlob Weiss (Alumni), Héctor Henman (Alumni), Arnoldo Watson Hutton (Alumni), Eliseo Brown (Alumni) y Wilfredo A. Stocks (Belgrano).
Watson Hutton adelantó a los locales promediando la primera mitad, pero Uruguay vendió muy cara su derrota, con gran derroche de energía y coraje.
Faltando 10´ y cuando los orientales más lo intentaban, el crack Eliseo Brown realizó una magistral jugada individual eludiendo a cinco charrúas para vencer a Saporiti.
Sin embargo, en un notable esfuerzo, Peralta descontó a falta de pocos minutos, llenando de incertidumbre y dudas a los dueños de casa que, finalmente, sostuvieron el resultado, vencieron y se quedaron con la Copa.
Igualmente, aquello terminó siendo lo de menos para los “bohemios” que, prácticamente en su totalidad, enfrentaron a lo mejor del fútbol argentino, una verdadera “máquina”, y no solo dieron la cara sino que a punto estuvieron de enmudecer a los porteños.
AUTOR: PABLO VEROLI