Campeonato Panamericano 1952: Más allá de los Andes volvieron a jugar

Un año, ocho meses y siete días pasaron para que Uruguay volviera a jugar de forma oficial un partido tras la obtención del título mundial en Brasil en 1950.

No vamos a repasar en este artículo las razones que llevaron a ello, pero sí hablaremos acerca de lo que fue la vuelta a las canchas del tetracampeón del mundo.

El torneo al que concurrió la Celeste fue el Campeonato Panamericano de 1952, que vivía su primera edición.

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La única vez en la historia que Uruguay utilizó numeración por orden alfabético

Lo que había comenzado en los años sesenta del siglo XX como una novedad, en la década del setenta ya era una moda absoluta: la numeración de camisetas por orden alfabético en los grandes torneos internacionales de selecciones.

Los pioneros fueron Chile, Francia, Italia y Suiza en el Mundial de Inglaterra 1966, que numeraron a sus planteles del 1 al 22 por orden alfabético.

Sin embargo, existió un detalle: solamente los trasandinos no hicieron distinciones y esto incluyó a los arqueros, que lucieron los dorsales 9 (Adán Godoy) y 13 (Juan Olivares).

Suiza, Francia e Italia respetaron el 1 para los goleros-en realidad, el de los italianos, Enrico Albertosi, coincidió- cuando aún la F.I.F.A. no había prohibido que un jugador de campo lo llevara (en Chile lo lució el delantero Pedro Araya).

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Campeones del mundo: Trivia de jugadores celestes

Los cuatro planteles celestes que lograron el título mundial estuvieron conformados por futbolistas de distinto tipo, no solo en cuanto a su nivel técnico, sino también a sus propias características individuales.

A modo de curiosidad, compartimos, a continuación, una serie de detalles particulares de los vencedores (en este caso, solo de aquellos que efectivamente disputaron, al menos, un partido).

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El golero niño

Un día cualquiera de 1970, dos dirigentes danubianos, prácticamente lo secuestraron del aula del Liceo N°20 de Malvín para decirle que estaba citado por el entrenador de Primera división.  A partir de ese momento, pasó a ser el “golero niño”, tal como lo identificó el ambiente del fútbol, pues con sólo 15 años debutó en el equipo principal de Danubio.

Así comenzó su carrera con el buzo N° 1 del equipo de la franja, el cual llevó -en dos etapas-  durante 9 temporadas, como titular indiscutido, solo superado por el legendario Julio Maceiras que defendió el arco danubiano durante 13 años consecutivos.

Danubio estaba en la “B” y el objetivo era el ascenso. Iban cinco o seis fechas y los dos arqueros estaban lesionados, entonces el popular “Magnate” Rodríguez, que por aquellos tiempos “manejaba” todo el fútbol de la franja, le sugirió al entrenador Rodolfo Zamora que probara al “pibe” Lorenzo Carrabs.  

“Calabaza”, como también le decían, que se destacaba por sus reflejos y arrojo, ya sabía de jugar en alguna categoría mayor, pues con edad de Quinta división supo jugar en Cuarta y hasta en Tercera.  La idea que parecía una locura se transformó en un gran acierto y con aquel quinceañero bajo los tres palos, Danubio se consagró Campeón y volvió al círculo de privilegio que había dejado el año anterior.

Desde aquel sorprendente debut por el campeonato de Segunda división ante Progreso en el Abraham Paladino, prácticamente nunca abandonó el arco danubiano. Durante esas ocho temporadas, jugó alrededor de 200 partidos oficiales, transformándose en un verdadero símbolo del club, por profesionalismo y adhesión a la causa.

Según él ha comentado, el mejor equipo que integró fue con Juan Ascery, Gerardo Rodríguez, Carlos Cabrera, Alberto Cardaccio, Otto Sessana, Pedro Kraus, Ricardo Palma, Roberto Repetto, Hamilton Rivero y Horacio Franco. (equipo de comienzos de la década del 70)

Sus buenas performances bajo los tres palos danubianos le permitieron alcanzar la “celeste”. Con la Selección Juvenil concurrió al Campeonato Sudamericano de 1974 jugado en Chile y que Uruguay fue vicecampeón. Mientras que con la Mayor a la que fue convocado varias veces, disputó la Copa del Atlántico de 1975.

Para coronar su actuación en el club de la Curva de Maroñas, integró el histórico equipo que, en enero de 1978, logró la primera clasificación a la Copa Libertadores de América, eliminando a Nacional en inolvidable final. Inmediatamente de finalizada la Liguilla, fue transferido al Junior de Barranquilla. El destino quiso que a pocos meses de abandonar el club de los hermanos Lazaroff, increíblemente debió enfrentar a sus excompañeros, ya que su nueva institución fue rival de los danubianos en la Libertadores.

A partir de ahí, comienza una larga y exitosa carrera en el fútbol colombiano donde alcanzaría a disputar más de 600 partidos oficiales. Luego de dos temporadas en el conjunto “Tiburón”, pasó al Atlético Nacional de Medellín al cual defendió hasta 1986 inclusive. Retornó a Junior para defenderlo hasta 1989.

En 1990, Danubio designa como entrenador de su equipo principal al ex futbolista danubiano Julio A. Comesaña y éste, posibilita -tras doce años- el regreso de Carrabs al arco de la franja. Ambos habían sido compañeros como futbolistas tanto en Danubio como en Junior.

Tras un año de custodiar, por última vez el pórtico danubiano, tuvo un pasaje de una temporada por Nacional y luego defendió a Deportivo Maldonado desde 1992 a 1996, cuando se retiró como futbolista.

Al colgar los guantes, comenzó a desempeñarse como ayudante técnico y entrenador de arqueros destacándose su pasaje por la Selección Juvenil de Uruguay 1997-2000, Selección Mayor de Uruguay en Copa América de Paraguay y Preolímpico de Brasil, Selección juvenil y mayor de Ecuador 2005-2006. Integró el Staff técnico del “Tri” en el Mundial de Alemania 2006.

A lo largo de estos años y como era de esperarse, volvió al club de sus inicios. En primera instancia, en el año 2003 integrando el Cuerpo Técnico de Roberto Roo, antiguo compañero de planteles danubianos de mediados de los años setenta. Y desde hace un par de temporadas, inicialmente, trabajando con los arqueros de las categorías formativas y en la actualidad, también, con los de Primera división.

Alternativa: ¿La blanca o la roja? La historia oficial

Días atrás, la empresa proveedora de la Selección Uruguaya, Puma, dio a conocer el modelo alternativo a utilizarse en la venidera Copa del Mundo de Qatar.

Si bien es un modelo genérico para todas las selecciones que visten la misma marca, el detalle más relevante es que volvió a confirmar el color blanco como el predominante, como ocurre desde hace ya 12 años de forma ininterrumpida.

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El gol más importante de cada uno de los 10 máximos goleadores de la Celeste

No pretendemos sentencias definitivas, pero sí bucear en la historia y definir los impactos en la red más decisivos de los 10 máximos scorers de la historia de la gloriosa Selección Uruguaya.

Se tomará para esto varios puntos: la relevancia del tanto, lo que le dio a la Celeste y los contextos de cada uno (torneos, partidos, momentos, etc.).

No es una tarea sencilla y puede haber varias opiniones, pero asumimos la responsabilidad.

Aquí vamos.

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Rimet: “Si Francia y Bélgica no participaban en Montevideo la FIFA no tenía razón de existir”

Archivos del mundial de 1930 a la luz de la historia

Detalle de la importante declaración del presidente de la FIFA, Jules Rimet, sobre las gestiones del Dr. Enrique Buero en Europa, logrando quebrar el boicot de los países de Europa que no se inscribían para intervenir en la Copa Mundial de la FIFA.

En el congreso de la FIFA de 1928 realizado en Ámsterdam se resolvió finalizar la vinculación con el Comité Olímpico Internacional, bajo cuyo paraguas la entidad presidida por el francés Jules Rimet organizó el campeonato mundial en esos Juegos Olímpicos y el anterior en los de 1924. Con la base de la experiencia adquirida se estableció el año de 1930 como el de la independencia. También en las reuniones de Ámsterdam el congreso designó, a propuesta de Rimet, al Dr. Enrique Buero vicepresidente del Comité Ejecutivo de la FIFA, convirtiéndose en el primer ciudadano no europeo en integrar el organismo.

En 1929 coincidiendo con la fastuosa Exposición Universal celebrada en Barcelona, el 17 y 18 de mayo con asistencia de 46 delegados de 23 países se reunió el congreso de la bajo las góticas ojivas del Salón de Ciento de la Casa Consistorial del Ayuntamiento catalán, convocado para elegir la sede de la Copa del Mundo. España, Holanda, Italia y Hungría postularon formalmente su candidatura, apoyados en el “proyecto financiero del campeonato presentado por la comisión organizadora que partía de la base de que este se disputaría en Europa. Según versiones que llegaron hasta mí, se insinuaba la pretensión de Francia para tener el honor de organizarlo”.[1]

El Dr. Buero acompañado por Héctor R. Gómez, hizo trascender que Uruguay solucionaría el problema financiero que quedaba a su cargo si la Copa del Mundo se disputaba en Montevideo. Se generó un fuerte intercambio de opiniones. “En busca de una solución transaccional, sugerí que sería mejor pasar a Comisión General y dentro del cambio leal de ideas que allí pudiéramos tener, liquidar la cuestión financiera en función del lugar escojido (sic) para sede del campeonato”, escribió el Dr. Buero en la obra aludida.

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