El histórico triunfo celeste que duerme en el olvido

1992 fue un año complejo para el seleccionado nacional. Plagado de luces y sombras, se redujo al enfrentamiento entre los “repatriados” (aquellos futbolistas orientales que actuaban en Italia) y el entrenador Luis Cubilla y a la gran cantidad de encuentros amistosos programados de cara a la Copa América de 1993 y, lo más importante, las Eliminatorias rumbo a la Copa del Mundo de Estados Unidos 1994.

En total, en aquel año se jugaron 10 partidos amistosos, pero no amistosos cualquiera: fueron juegos ante Brasil (dos veces), Argentina (vigente campeón de América y vicecampeón del mundo), Alemania (vigente campeón del mundo), Australia, Polonia, Ecuador, Costa Rica, Benfica de Portugal y Recreativo de Huelva de España (los dos últimos casos, internacionales tipo “B”).

La acción fue variada: se buscó mucha competencia y probar jugadores siempre intentando dejar en alto el prestigio celeste.

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Alberto Suppici, el entrenador de “atletas” que logró ser campeón del mundo

Suppici, entrenador en 1930, con Obdulio Varela, capitán de 1950. Pavada de reunión…

No. Los directores técnicos hasta mediados de los años treinta del siglo XX-con suerte- no eran lo que hoy conocemos.

En realidad, eran literalmente entrenadores, hombres que eran profesores de educación física en su mayoría-aunque no era algo necesariamente excluyente- y que se encargaban de ejercitar físicamente a los jugadores. En resumen, aquellos técnicos eran como los preparadores físicos de hoy.

Aunque parezca curioso, las alineaciones de los equipos las conformaban las comisiones directivas de los clubes, eventualmente con la palabra de algunos jugadores referentes, aunque estos lo que hacían principalmente era ordenar y dar las indicaciones en los partidos-concretamente, los capitanes-.

Los dirigentes sí intercambiaban con los entrenadores para conocer el estado físico y sanitario de los futbolistas y saber quiénes estaban en condiciones de jugar o no. En ciertas ocasiones, ese entrenador podía dar su opinión del equipo, pero no tenía ninguna potestad mayor.

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Setenta y cuatro días antes de cumplir 103 años, falleció Juan Ángel Miraglia

Esta fotografía histórica, remitida al autor de la nota por Joaquín Rodríguez Nebot, refleja uno de los momentos de esplendor de la trayectoria periodística de Juan Ángel Miraglia. En la cancha del estadio de Maracaná, aparece junto a Juan Alberto Schiaffino y Alcides Edgardo Ghiggia, en el arco donde esos dos jugadores convirtieron los goles de Uruguay el 16 de julio de 1950. La imagen fue captada en 1952 cuando Peñarol participó en la segunda Copa Río disputada en la capital carioca. Miraglia, siempre atento, logró la nota exclusiva para La Mañana.

Escribe: Atilio Garrido

Para Juan Ángel Miraglia el tiempo no existía. A su lado, a tan solo setenta y cuatro días de conmemorar los 103 años de su vida, se tenía una imprecisa sensación de inmortalidad. Estuve con él departiendo casi una hora el jueves pasado, 13 de junio. Entregué en sus manos el libro de mi autoría sobre los 100 años del triunfo de Uruguay en Colombes. Estaba sentado en la mitad de la cama tendida, frente a mí. Se lo dediqué antes sus ojos escribiendo lo siguiente:

“Al gran Juan Ángel Miraglia con la amistad de unos cuantos años”.

Lo tomó en sus manos, lo leyó sin recurrir a los lentes, y con su clara y potente voz, planteó una pregunta.

“¿Por qué puso al Gran Juan Ángel Miraglia?”

“¡Porque usted es un grande Miraglia!”

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1928: Uruguay bicampeón del mundo

Disputados los primeros partidos en el campeonato mundial de los Juegos Olímpicos de Ámsterdam, y a pesar de los difíciles rivales que superó Uruguay –al local Holanda y a Italia-, se advirtió que la final sería rioplatense. El 02/06/1928 en el popular diario Crítica de Buenos Aires, el prestigioso periodista argentino Palacio Zino tituló con esta pregunta su comentario.

Cuatro años después de la resonante victoria de Uruguay en Colombes 1924 y la gira previa por España que totalizaron catorce triunfos de corrido, exhibiciones demostrativas de que el mejor fútbol del mundo se practicaba en el Río de la Plata, al llegar la cita olímpica de Ámsterdam el balompié rioplatense-con sus dos representantes- y el del cono sur al sumarse también la participación de Chile, asiste con la pretensión de confirmar que por esta parte del mundo había surgido un estilo de juego insuperable. Esa modalidad se basaba en el pase corto donde la pelota se jugaba “cortita y al pie”, como lo difundió Pedro Cea, el único futbolista que actuó en todos los partidos de Uruguay de 1924, 1928 y 1930.

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La tercera fue la vencida: URUGUAY CAMPEÓN DEL MUNDO SUB 20

¡Locura celeste! Un sueño que se hacía realidad…

Un trofeo que faltaba en las relucientes vitrinas de la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF) era el de la Copa del Mundo Sub 20. La Celeste había “coqueteado” con este título en el pasado, el cual se le negó hasta el 11 de junio de 2023, cuando en suelo argentino URUGUAY venció a ITALIA en la gran final del vigésimo tercer Campeonato Mundial Juvenil de la categoría. A continuación, el repaso y merecido homenaje a un año de la gesta conseguida por los Gorriones Celestes dirigidos por Marcelo Broli.

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1924: ¡Uruguay campeón del mundo! A 100 años de la primera estrella

El martes 10 de junio el principal diario deportivo de Francia, L’Auto, en la portada informó a sus lectores que “El once de Uruguay es campeón del mundo”. La extensa crónica se ilustró en la cabeza de la portada con una incidencia del partido, y debajo se incluyeron los rostros de José Nasazzi y José Leandro Andrade.

El 9 de junio de 1924, Uruguay conquistaba el Torneo de Fútbol de los Juegos Olímpicos de París, convirtiéndose en campeón del mundo por primera vez en su historia. Así fue presentado y reconocido por el máximo ente rector del balompié, que se encargó por primera vez de realizar un evento de estas características, en este caso dentro de los JJOO. La historia completa, detalle a detalle, a continuación. Para que no queden dudas (si es que quedaba alguna).

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