
Los escoceses en Buenos Aires
Aunque pueda sorprender a los lectores, a cien años exactos de distancia, la existente unión de las Provincias del Río de la Plata, cuya presidencia se entregó a Bernardino Rivadavia, adoptó una medida que ni remotamente imaginaba tendría relación con el football association.
Época de lucha de puertos, con los portuguesas, franceses e ingleses pugnando por quedarse con la llave del río ancho como mar y especialmente con la bahía de Montevideo, el 2 de febrero de 1825 se firmó un Tratado de Amistad, Navegación y Libre Comercio de Argentina con Gran Bretaña. Los británicos reconocían la soberanía de las autoridades políticas de Buenos Aires, mientras que en contrapartida, Rivadavia acogió a los súbditos británicos otorgando a ellos derechos civiles y comerciales, así como también la libertad de culto.
La historia indica que con antelación a esta resolución migratoria algunos escoceses de clase alta se habían establecido en Buenos Aires, dedicándose al comercio, como John y William Parish Robertson. La decisión de Bernardino Rivadavia de 1925 posibilitó una importante migración de escoceses que abandonaban sus lares, cautivados por las noticias de las grandes posibilidades de desarrollo que existían en los países platenses.
El Velero Symmetry, cuya fotografía ilustró la nota anterior, n.º 49, se convirtió en el vehículo que trasladó a los escoces y también algunos ingleses, hasta el estuario platense.
La fundación del primer colegio escocés
Como ocurre en la vida, desde el principio no todo fue color de rosa. “Ya en el viaje en el Symmetry, como menciona uno de los colonos W. Grierson, aparecieron diferencias entre ingleses y escoceses y entre los granjeros y sirvientes”.
Afianzados en la tierra de Buenos Aires, la necesidad de ratificar con hecho el sentido de pertenencia a la antigua Escocia, llevó a que se pusiera en marcha un colegio particular que, entre otras cosas, enseñara el idioma inglés a los hijos que iban naciendo en Argentina. Así surgió el Saint Andrew’s Scots School. Se fundó el 1.º de setiembre de 1838, exclusivo para hijos de inmigrantes escoceses que arribaron a Buenos Aires. Se transformó con el paso de los años en el colegio de origen escocés más antiguo de América del Sur. Comenzó a funcionar como escuela mixta de varones y mujeres, en la iglesia presbiteriana de la calle Piedras 55. Luego se trasladó a Ituzaingó 1026, en el barrio de Constitución. El personal docente se constituyó con profesores que llegaron especialmente contratados desde Escocia.
Alec Lamont y su pasión por el football association
Desde su llegada en 1880 contratado como docente por las autoridades del Saint Andrew’s Scots School, con treinta años de vida, inició sus clases con los nuevos criterios puestos en boga en el Reino Unido, según los cuales, además del currículo, la práctica deportiva adquiría enorme importancia. Apasionado por el football association y en el desempeño de su tarea, Lamont fue compartiendo con el reverendo J. William Fleming, autoridad del de la iglesia escocesa, su idea vinculada con los deportes centrada en dos aspectos. Formar el Athletic Club propio del colegio, iniciar las actividades de un equipo de fútbol y crear un organismo de nivel superior, integrado por dirigentes de los clubes que existían en Buenos Aires, dispuestos a sumarse a la actividad planificada.
Paulatinamente Lamont fue difundiendo las bondades de los deportes entre sus alumnos, escogiendo para la práctica deportiva y la iniciación precaria del fútbol a través de la información de las reglas, un terreno ubicado en las proximidades del colegio, en Montes de Oca, distrito de Barracas.[1]
Aquel era un tiempo en el cual el cricket era el deporte conocido en las ciudades platenses. Introducir y promover las bondades de una nuevo, no parecía tarea fácil. El 9 de mayo de 1867 un grupo de socios del Buenos Aires Cricket Club, pusieron en marcha el Buenos Aires Foot-Ball Club, como experiencia novedosa. El 11 de noviembre de 1880 se fundó Gimnasia y Esgrima de Buenos Aires (GEBA), en los bosques de Palermo, que será escenario de futuros grandes partidos de football association. En esta institución adquirirá fama y prestigio el Dr. Ricardo Aldao. Incorporará el football association, impulsará su desarrollo, desempeñará la presidencia de la AFA, y será el único culpable de que en 1924 la selección de fútbol de Argentina, no se inscribiera para intervenir en el campeonato mundial de fútbol desarrollado en los Juegos Olímpicos de París. Es una carga negativa que opaca la figura del Dr. Aldao, y sobre la cual los historiadores argentinos poco han profundizado.
Alexander Watson Hutton
En 1882 al quedar acéfala la dirección del colegio Saint Andres’s Scots School, las autoridades en contacto con Londres, luego de los análisis pertinentes, resolvieron la contratación de Alexander Watson Hutton. Descendía de una familia del patriciado castigada por la adversidad. Llegó a Buenos Aires con 29 años, habiendo quedado huérfano de padre cuando apenas tenía dos de vida.
“Luego de estudiar en el Daniel stewart’s Hospital y la Universidad de Edimburgo, donde obtuvo el título de Master of Arts, se desempeñó como educador en la West End Academy for Girls y en el George Washington College de Edimburgo. En 1880 decidió presentarse a un concurso para la elección de un rector para el Saint Andrew’s School de Buenos Aires, tal vez impulsado por temas de salud: siendo huérfano desde temprana edad, también había sobrellevado la muerte de sus hermanos por causa de la tuberculosis. Los médicos que lo atendieron le aconsejaron que el clima de Sudamérica le resultarí mucho más beneficioso para su salud. Ganador de dicho concurso, se embarcó hacia Buenos Aires en compañía de una colega del George Watson’s College, Margarita Budge –quien luego sería su esposa-. Designada como profesora del Saint Andrew`s School. Además de su equipaje, Watson Hutton portaba un bien intangible: el amor por el deporte y la firme determinación de imponerlo entre su futuro alumnado como materia curricular”.[2]
Alec Lamont y Watson Hutton
Ambos personajes se encontraron en el colegio, iniciando la inevitable relación entre director y profesor. Lamont introdujo desde su llegada dos años antes, los nuevos métodos de estudio puestos en práctica en el Reino Unidos, incluyendo los deportes. Watson Hutton, que contaba con 29 años, un fuerte carácter y unas ansias enormes de hacer crecer su figura, encontró en Lamont un compañero afable que había allanado el camino. A más de un siglo de distancia de los hechos, un frío análisis de la situación deja en evidencia un superior nivel cultural de Watson Hutton y su firme decisión de trascender a estadios superiores de la vida argentina y la alta sociedad.

[1] <https://en.wikipedia.org. Saint Andrew’s Athletic Club.
[2] Jorge Gallego. Historiador del fútbol argentino. Historia del fútbol de AFA. Carlos F. Yametti. Buenos Aires. 2010. Pag. 13.