Sábado 19 de julio de 1930 / “Nace” el Estadio Centenario; victorias de Argentina y Chile que definirán otro semifinalista

Superada la jornada inaugural del Estadio, la del viernes 18 de julio, luminosa y emotiva, con altísima asistencia e histórica, el escenario del Parque de los Aliados se encontraba a las puertas de su primera doble jornada, con la presencia por primera vez en su historia de Argentina y Chile, que enfrentarían a México y Francia respectivamente.

Hasta la jornada anterior, todas las referencias que El Diario había realizado hacia el escenario principal del Mundial 2030 , conducían a una misma palabra : el ” STADIUM “

Pero en su edición del 19 de julio, aparece por primera vez el nombre que todos asociamos: el ESTADIO CENTENARIO

Si se observa en el título que encabeza las fotos en el pie de página de El Diario, puede leerse: ” DE LOS MATCHES DISPUTADOS ESTA TARDE EN EL GRAN ESTADIO CENTENARIO” 

A propósito, debe resaltarse que en la misma jornada en la que se disputaron los dos encuentros en una nueva jornada del Mundial en las primeras horas de la tarde, El Diario publicaba en la tardecita la crónica y las fotos de dichos partidos. Toda una muestra de celeridad para llegar con información escrita y gráfica a sus lectores en pocas horas.

Y EN LA CANCHA…

El Diario destaca las victorias de Argentina y Chile. Entre ellos, definirán uno de los semifinalistas del Mundial.

A primera hora, en el Centenario, jugaron Chile y Francia. Los galos, ” desmotivados”, según le declarara Jules Rimet a El Diario, porque la derrota ante Argentina lo dejaba con poca chance de acceder a las semifinales.

Chile presenta alineación con Cortés, Ciaparro, Morales, A. Torres, Saavedra, C. Torres, Ojeda, Subiabre, Villalobos, Vidal y Schnerberger.

Francia colocó esta oncena: Thepot, Mattler, Capelle, Chantrel, Delmer, Villaplane, Liberati, Delfour, Pinel, Veinante, Langillier.

El partido inicia a las 12 y 55 del mediodía, con juez uruguayo: Tejada.

Los galos oponen resistencia en el primer tiempo, pero decaen para el complemento. A los 19 del segundo tiempo llega el único gol del encuentro, a través de Subiabre, quién días después tendría un comentado encontronazo con el argentino Monti.

Un detalle. El Diario informa de la ” estruenduosa ovación del público uruguayo “ al convertirse el gol que llegó más allá de los Andes. Imaginan hoy al aficionado uruguayo festejar de esa forma un gol de la selección de Chile ?

Más tarde, pero temprano habida cuenta del invierno, juega Argentina. A las 14 y 59, cuenta El Diario, Guillermo Stábile toca el balón y el fútbol da inicio.

Los albicelestes con Bossio, Della Torre, Paternoster, Cividini, Zumelzu, Orlandini, Peucelle, Varallo, Stábile, Demaría y Spadaro.

Los entusiastas, pero siempre goleados, mexicanos, alistan a Bonfiglio, R. Gutiérrez, F. Gutiérrez, M. Rosas, Sánchez, Rodríguez, F. Rosas, López, Gayón, Carreño y Olivares.

Es el partido ” de los cinco penales” , recuerda Eduardo Gutiérrez Cortinas en la edición de ” Estrellas Deportivas” de 1980. ” El juez era el boliviano Ulises Saucede y no creía en la marca de los once metros, así medía él mismo los doce pasos; algunos penales se ejecutaron  desde el borde del área mayor. Benfiglio le detuvo uno a Zemelzu, que en otro lo derrotó sin remedio. Los mexicanos tiraron tres  y anotaron uno” 

Guillermo Stábile festejó por triplicado y logró el primer hat-trick para Argentina en la historia de los Mundiales. Panchito Varallo logró otras dos conquistas y Zumelzu el sexto gol.  Seis goles para los albicelestes, que recibieron tres de los mexicanos: López, F. Rosas y M. Rosas.

El Chile 1- Francia 0 y el Argentina 6- México 3, dejaba las cosas con ambos vecinos del sur a las puertas de un choque decisivo, que resolvería un semifinalista. Yugoslavia y Estados Unidos esperaban, ya clasificados, miéntras Uruguay, vencedor en el debut, aguardaba su cotejo ante Rumania para también sellar su pasaporte entre los cuatro mejores.

La historia seguía su curso. Con el Estadio Centenario ya inaugurado y con nombre asentado, dos semifinalistas seguros, Argentina que buscaba su lugar, y Uruguay que no dudaba de su presencia en la definición, se avanzaba hacia las instancias definitorias. Montevideo era una fiesta y la ilusión crecía.

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