
Llegó el día señalado. 13 de Julio de 1930. Domingo, frío y feo, hasta con granizo, como veremos.
El sueño que nació casi como una quimera, y fructificó en el Congreso de Barcelona de mayo de 1929, con la designación de Uruguay como sede de la primera Copa del Mundo, la construcción en tiempo record del Estadio Centenario, la llegada de las cuatro delegaciones europeas, otras ocho americanas, para completar junto la celeste, los trece primeros participantes de un Mundial, ese sueño, ahora era realidad.
La hora 0 de los Mundiales, según informa en su crónica El Diario fue a ” las tres en punto de la tarde”.
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