El 17 de julio de 1916, en el estadio de Racing de Avellaneda de Buenos Aires, Uruguay se encontraba a apenas 90´ de su primer título sudamericano en el estreno absoluto del máximo certamen continental a nivel de selecciones.
La Celeste había vencido a Chile (4-0) y Brasil (2-1), mientras que el empate argentino ante Brasil (1-1), después de la goleada a los trasandinos (6-1), dejaba a los hermanos platenses contra las cuerdas: solamente el triunfo les serviría para gritar “campeón” en su propia casa.
Existían razones para creer por parte de los albicelestes: el último antecedente en la misma cancha, disputado el 15 de agosto de 1915 por la Copa Lipton, había visto a los dueños de casa imponerse de forma justiciera por 2-1.
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