Copa América 1917: Doblete y la primera (de tantas) en casa

Los campeones. Parados, de izquierda a derecha: Jorge Pacheco, José «Cochemba» Vanzzino, Cayetano Saporiti, Grgeorio «Ensalada» Rodríguez, Manuel «Japonés» Varela y Alfredo «Mariscal» Foglino. Hincados, en el mismo orden: José «Botija» Pérez, Héctor «Rasquetita» Scarone, Ángel «Loco» Romano, Carlos «Rasqueta» Scarone y Pascual «Rata» Somma.

En 1917, Uruguay obtuvo por segunda ocasión consecutiva el título de campeón sudamericano tras el conquistado en 1916 en Buenos Aires. De esta forma, consolidaba su condición de potencia continental y lo hacía luego de vencer en su propia tierra, en la que, a partir de ese momento, jamás sería derrotado por Copas América. Precisamente, la edición de 1917, llevada a cabo en un nuevo e imponente estadio (Parque Pereira), puso en juego por primera vez el ya clásico trofeo.

LA GÉNESIS. EN MONTEVIDEO SE PONE EN MARCHA LA CSF

El sábado 16 y el domingo 17 de diciembre de 1916, se llevaron a cabo en la sede de la Asociación Uruguaya de Football las reuniones del Consejo de la Confederación Sudamericana de Fútbol. Se decidió que, a partir de 1917, se disputaría anualmente el Campeonato Sudamericano, fijándose la ciudad de Montevideo como próxima sede. Se encomendó a Héctor Rivadavia Gómez-presidente de la CSF- la adquisición de la Copa América que sería puesta en juego en la competencia, trofeo que quedaría en custodia del ganador hasta su nueva disputa.

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Scarone, la histórica pesadilla argentina que le calcó el gol 20 años después

José Piendibene es el máximo goleador uruguayo ante el seleccionado argentino con 18 tantos en 36 encuentros. Sin embargo, el máximo azote albiceleste en su historia (sí, leíste bien: historia) se llama Héctor Scarone.

“Rasquetita” le marcó 13 goles en 28 encuentros, pero lo suyo no se limitó solo a las conquistas en la red: su influencia fue total dentro del campo de juego… pero también afuera.

Basta con repasar la palabra de un símbolo argentino como el poderoso centre-half Luis Monti, “Doble Ancho”, rival en mil y una batallas del crack charrúa.

«De todos los adversarios que enfrenté, el único que no me dejaba dormir por las noches era Héctor Scarone».

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Copa América 1920: El continente volvía a ser celeste

Tras el pitazo final del duelo ante Chile, la foto de los campeones. Los jugadores en la parte superior son Romano (sentado), Ravera, Campolo y Piendibene. Hincados, de izquierda a derecha, Urdinarán, Somma (detrás de «Matucho» Fígoli con saco a rayas), Pérez, Legnazzi, Ruotta, Zibechi y Foglino.

El 26 de setiembre de 1920, Uruguay conquistó una nueva edición de la Copa América y, con tres títulos en apenas cuatro presentaciones, mantenía su condición de seleccionado más poderoso y laureado del continente.
Por primera vez, el torneo se llevó a cabo en Chile, en Viña del Mar, con los mismos combinados que competían desde 1916: la Celeste, Argentina, Brasil y los trasandinos.

PLANTEL. Uruguay volvió a confeccionar un gran plantel, con varios de los mejores futbolistas de Sudamérica, pero con un par de resonantes ausencias: Héctor Scarone e Isabelino Gradín, ambos por distintas causales. En el caso del primero, se debió a asuntos de índole personal.

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El “Dream Team” de los celestes… que nacieron en otro país

Desde comienzos del siglo XX, han sido varios los futbolistas de otros países que lucieron la camiseta del seleccionado uruguayo.

Cada época y circunstancia fueron distintas para ello: desde reglamentaciones que directamente no lo impedían como en los inicios del balompié pasando por nacionalizaciones, por ser hijos de uruguayos y hasta de participaciones especiales en amistosos de mayor o menor oficialidad.

Es por ello que, en este artículo y a modo de juego, vamos a crear el once ideal de los futbolistas que vistieron alguna vez la casaca oriental, pero que no nacieron en nuestro territorio.

Basándonos en el sistema clásico de 2-3-5, aportaremos también una lista de cinco “suplentes”.

Comencemos.

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Preolímpico 1976: Cuando las «reglas» y los «criterios» nos dejaron afuera de Montreal

Uruguay en el Preolímpico 1976. Parados, de izquierda a derecha: Julio César Antúnez, Wilson Kénez, Rodolfo Rodríguez, Carlos Luthar (capitán), Carlos Boccone y Washington Olivera. Hincados, de izquierda a derecha: Rudy Rodríguez, Alfredo Cáceres, Horacio Italiano, Eduardo Pierri y Héctor Roux.

Entre el 21 de enero y el 1º de febrero de 1976, se disputó en Recife, Brasil, el Torneo Preolímpico que buscaba clasificar a dos selecciones al certamen de fútbol de los Juegos Olímpicos de Montreal, a jugarse en la segunda quincena del mes de julio.

Se trataba de la quinta edición del torneo, que se llevaba a cabo desde 1960, de cara a los JJOO de Roma. Sin embargo, hasta allí, la Celeste nunca había logrado avanzar a un campeonato que ya había obtenido en 1924 y 1928 y que, además, fueron los primeros campeonatos del mundo de todos los tiempos.

Claro, desde 1960 las condiciones de participación eran diferentes, con límites de edad o de monto cobrado de salario en sus clubes.

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Sudamericano juvenil 1975: ¡Llegó el tetracampeonato!

El 26 de agosto de 1975, Uruguay obtenía su cuarto título de campeón sudamericano juvenil (categoría Sub 19 en aquel entonces, pero que cambiaría a Sub 20 en 1977, ya de forma definitiva) de un total de siete disputados, en este caso en el certamen desarrollado en Lima, Perú, desde el día 9.

Fueron seis los seleccionados que tomaron parte del torneo: además de la Celeste, comparecieron Argentina, Brasil, Bolivia, Chile y el dueño de casa.

El formato no variaba de lo que ya era una costumbre: todos contra todos a una rueda resultando vencedor aquel que más puntos sumara.

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Panamericanos: ¡Al fin campeones!

El 23 de agosto de 1983, Uruguay conquistó un título que, desde que comenzaron a disputarse, le había resultado esquivo: los Juegos Panamericanos, que se celebran desde 1951.

La medalla faltante y largamente anhelada se cosechó en Caracas, Venezuela, de la mano del maestro Oscar Washington Tabárez, en una de sus primeras incursiones como conductor de un combinado nacional.
Sin embargo, el camino al título no fue sencillo.

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Cuando la Selección Uruguaya de la «B» buscó el título sudamericano

Festeja Uruguay en el Sudamericano de la Segunda División de 1994.

Si bien las selecciones mayores absolutas son las que se llevan todas las palmas y el protagonismo, las asociaciones de fútbol de los distintos países del continente supieron también contar con combinados íntegramente formados por futbolistas de la Segunda División, la famosa “Selección de la B”.

Generalmente, estos seleccionados específicos de la segunda categoría del balompié de cada país se limitaron a disputar partidos amistosos entre sí, pero también ante clubes e, incluso, participar de torneos amistosos alrededor del mundo, en los que actuaban, para sorpresa de muchos, combinados absolutos.

Estos casos fueron típicos de la Selección de la B uruguaya, que desde los años cuarenta del siglo pasado y hasta entrado el siglo XXI disfrutó de mucha actividad y, lo que es mejor, de un respeto ganado en nuestro deporte.

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Rumbo al centenario, la génesis que llevó a la disputa de la primera Copa del Mundo de la FIFA

El desenvolvimiento de la vida de Buenos Aires y Montevideo mantiene desde la fundación de ambas ciudades una estrecha relación en todos los ámbitos de la sociedad. El football no estuvo alejado de esa realidad. En el curso de la segunda división del fútbol argentino iniciada en 1919, y a raíz de las competencias con la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF), en noviembre de 1922 la asamblea de clubes de primera división desafilió a dos instituciones. En la noche del día siguiente, el 15, nació la Federación Uruguaya de Football (FUF). La división en las dos orillas platenses coincidió con un proceso llevado adelante por dirigentes europeos, tendiente a sacar a la FIFA del estado de lactancia en que la habían colocado los ingleses desde que tomaron el contralor del organismo en 1906.

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2015: ¡Los Panamericanos se volvieron a pintar de celeste!

Las medallas con los campeones. Uruguay, siempre Uruguay.

La pelota descansa tranquila en el fondo del arco. Un segundo antes, la habían tratado como a ella más le gusta. Brian Lozano la había acariciado con la parte interna de su pie derecho, por afuera de la barrera. Iban 10 minutos de la final contra México y Uruguay ya comenzaba a disfrutar de lo que sería un nuevo título para sus vitrinas.

Aquel 26 de julio de 2015 , devolvió a la celeste al escalón más alto del podio al conseguir el oro en los Juegos Panamericanos de Toronto.

Y claro, el final fue emotivo y como los campeones eran botijas, nadie los paraba. Corrían, saltaban, celebraban con todo tipo de gestos y muecas. Se habían recibido de hombres en la cancha.

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