Con el reciente y puntual estreno de la firma estadounidense Nike en la camiseta del seleccionado nacional en la Copa América de 2024, consideramos que es un buen momento para repasar la historia de las empresas proveedoras del combinado a lo largo de la historia.
Uruguay lució Nike por primera vez y se suma a la larga lista de prestigiosas marcas que se han asociado a la Celeste.
José Piendibene es el máximo goleador uruguayo ante el seleccionado argentino con 18 tantos en 36 encuentros. Sin embargo, el máximo azote albiceleste en su historia (sí, leíste bien: historia) se llama Héctor Scarone.
“Rasquetita” le marcó 13 goles en 28 encuentros, pero lo suyo no se limitó solo a las conquistas en la red: su influencia fue total dentro del campo de juego… pero también afuera.
Basta con repasar la palabra de un símbolo argentino como el poderoso centre-half Luis Monti, “Doble Ancho”, rival en mil y una batallas del crack charrúa.
«De todos los adversarios que enfrenté, el único que no me dejaba dormir por las noches era Héctor Scarone».
El 26 de setiembre de 1920, Uruguay conquistó una nueva edición de la Copa América y, con tres títulos en apenas cuatro presentaciones, mantenía su condición de seleccionado más poderoso y laureado del continente. Por primera vez, el torneo se llevó a cabo en Chile, en Viña del Mar, con los mismos combinados que competían desde 1916: la Celeste, Argentina, Brasil y los trasandinos.
PLANTEL. Uruguay volvió a confeccionar un gran plantel, con varios de los mejores futbolistas de Sudamérica, pero con un par de resonantes ausencias: Héctor Scarone e Isabelino Gradín, ambos por distintas causales. En el caso del primero, se debió a asuntos de índole personal.
El 26 de agosto de 1975, Uruguay obtenía su cuarto título de campeón sudamericano juvenil (categoría Sub 19 en aquel entonces, pero que cambiaría a Sub 20 en 1977, ya de forma definitiva) de un total de siete disputados, en este caso en el certamen desarrollado en Lima, Perú, desde el día 9.
Fueron seis los seleccionados que tomaron parte del torneo: además de la Celeste, comparecieron Argentina, Brasil, Bolivia, Chile y el dueño de casa.
El formato no variaba de lo que ya era una costumbre: todos contra todos a una rueda resultando vencedor aquel que más puntos sumara.
El 17 de julio de 1916, Uruguay obtuvo la edición inaugural del Campeonato Sudamericano de Fútbol.
ANTECEDENTE. El histórico evento fue concebido por el uruguayo Héctor Rivadavia Gómez, exdirigente del Montevideo Wanderers y expresidente de la Asociación Uruguaya de Fútbol entre 1907 y 1912, quien, ya desde sus inicios en el ente rector del balompié oriental, manifestó su intención de crear una Confederación Sudamericana y realizar un torneo de selecciones nacionales afiliadas al organismo.
Argentina brindó su apoyo y así, se proyectó el certamen para el año 1916, coincidiendo con el centenario de la independencia de la hermana República, instancia deportiva que también serviría para festejarlo.
Es curioso: no debe existir club en Uruguay al que más goles le hayan marcado sus exjugadores como Nacional.
La lista puede salir de forma más o menos sencilla, pero, mientras más buceamos, más casos encontramos.
La historia de la institución es más que centenaria, por eso vamos a centrarnos en los ejemplos más relevantes que se han producido de 1980 a la fecha.
A través de su larga y exitosa trayectoria, Peñarol nunca abandonó los colores amarillo y negro en su casquilla oficial. Con escudo, sin escudo, con números blancos, con números negros, con más o menos bastones, con bastones más o menos gruesos, con colores de manga totalmente negros, con vivos o detalles particulares, pero nunca se apartó de sus clásicos distintivos.
La camiseta alternativa varió más: con diferentes detalles, pero íntegramente amarilla, negra o gris fueron sus diseños, aunque también los hubo dorados y hasta flúor entre 2019 y 2021.
Las camisetas especiales o las terceras equipaciones, más allá de nuevas mezclas de diseño, no aportaron más que el agregado del color verde con vivos amarillos y negros (1971 y 2020), naranja (1975) y hasta el curioso rosado (2019). Hasta ahí, nada raro, todo dentro de la lógica o la necesidad momentánea en condiciones extraordinarias y, más acá en el tiempo, de las imposiciones de las marcas proveedoras.
Que los clubes denominados menores tengan rachas positivas ante los clubes grandes, no es novedad. Es más: sucede con relativa asiduidad y ha sido un sello en todas las eras de nuestro fútbol.
Sin embargo, los lapsos de tiempo no suelen ser demasiado extensos: un año, dos, tres… A la larga, las diferencias de todo tipo, comenzando por las económicas, terminarán prevaleciendo y el “grande” volverá a retomar su liderazgo.
De todas formas, existen dos casos por demás curiosos que encarnan el Montevideo Wanderers y Rentistas, que han logrado encadenar rachas positivas ante Nacional y Peñarol que duraron, atención, ¡una década!
Sí, parece una broma, pero es muy real. Si ya de por sí sobreponerse a los poderosos un par de años es un triunfo, ¿qué podría significar una década? ¿Una hazaña? Pues, si les gusta: sí.
A lo largo de 123 años de fútbol, los torneos oficiales del balompié uruguayo han visto como mayoritariamente los delanteros y, en menor proporción, los volantes ofensivos, se convirtieron en goleadores de prácticamente todos los certámenes.
Esto es lógico: son los que están más cerca del arco y su función es la de llegar al gol.
En algunas ocasiones, mediocampistas de corte defensivo han disfrutado de buenas rachas y han logrado coronarse como scorers en torneos de corta duración como las Liguillas.
La última imagen que dejó Roberto Fleitas como entrenador en el fútbol grande no hizo justicia a lo que fue una sensacional carrera profesional.
Había regresado de apuro a Nacional en agosto de 1997 para tratar de enderezar un barco que amenazaba con hundirse deportivamente hablando y no pudo lograr su cometido.
Sin haber tenido incidencia en el armado del plantel y con un equipo que nunca jugó bien, perdió la chance de campeón en una semifinal ante Peñarol-a todas luces, el mejor team del momento- y se despidió también cayendo ante los aurinegros en la final de la Liguilla, aunque, justo es decirlo, con el club ya clasificado a la edición 1998 de la Copa Libertadores de América.