Los capitanes en el fútbol existen prácticamente desde el mismo día que se inventó este deporte.
Es más, su rol era preponderante ya desde los comienzos y, a decir verdad, más importante de lo que lo es hoy en día, que es mucho decir.
¿Por qué?
Cuando los primeros clubes recién se fundaban, la estructura dirigencial tenía, entre tantas misiones, una que se mantendría durante décadas: la formación de los equipos.
Sí: los cuadros no los armaban los entrenadores, cuya función se limitaba a planificar y dirigir los entrenamientos físicos, al acompañamiento y a brindar algunas nociones de juego. No tenían mayor injerencia a la hora del armado del once más allá de pasarles informes a los dirigentes, notificar lesiones o recomendar la entrada de algún futbolista.
En ese panorama, los capitanes adquirían un rol relevante. Ellos tampoco formaban los equipos, pero eran los líderes dentro de la cancha, hacían lo que hoy siguen haciendo, pero, a la vez, lo que también realizan los técnicos en la actualidad: ordenar cambios de posiciones, acomodar a sus pares, modificar puntualmente alguna estrategia de juego, decidir cuando atacar o retrasarse, y hasta expulsar a sus propios compañeros de la cancha si su comportamiento no era el adecuado.
Por ello eran muy respetados y ser capitán nunca fue para cualquiera.
Significaba tanto ser líder que, a principios del siglo XX, ser capitán tenía el mismo valor que ser presidente de un club.
A lo largo de su gloriosa historia, el seleccionado uruguayo tuvo enormes capitanes, verdaderos hacedores de la gloria celeste. Es imposible no mencionar a José Nasazzi y Obdulio Varela como los más grandes del fútbol oriental. Sin embargo, sería injusto abrir y cerrar con ellos ya que fueron muchos los que desfilaron al frente de los equipos orientales a través de los años, levantando las copas que se les pusieran por el camino.
Es por ello que realizaremos el ejercicio de recordar a todos aquellos que fueron los capitanes uruguayos más relevantes a lo largo de la historia.
Miguel Nebel (1902-1903), el primero
“Miguelón” (halve derecho) fue el primer capitán del seleccionado uruguayo de la historia cuando, el 20 de julio de 1902, los charrúas cayeron ante Argentina en el estadio del Albion en el estreno internacional absoluto de los orientales. Nebel, que era también el capitán de Nacional, repitió el 13 de setiembre de 1903, en el que fue el primero y, hasta hoy, uno de los más resonantes éxitos charrúas de todos los tiempos: el 3-2 al poderoso combinado de Argentina en el estadio de la Sociedad Hípica Argentina de Buenos Aires.
Carlos Carve Urioste (1904-1906), el continuador
En otro tricolor recayó la condición de capitán tras Nebel. Fue el caso del back derecho Carve Urioste, un hombre muy respetado que comandó en cancha a Uruguay durante dos años.
Juan Pena (1906), un ídolo
A la par de los hermanos Bolívar y Carlos Céspedes (Nacional), Juan Pena (C.U.R.C.C.) era una de las máximas figuras del fútbol uruguayo de comienzos de siglo XX. Un brillante jugador que podía desempeñarse prácticamente en cualquier puesto, destacando en sus inicios como wing o entreala derecho. Con el seleccionado fue capitán solo en dos ocasiones, pero es merecido reconocerlo por lo que significó para nuestro balompié.
Juan Carlos Bertone (1907-19011), un líder nato
Poco se habla de Bertone, un legenedario back derecho o izquierdo de la hora más gloriosa del Montevideo Wanderers. Un líder nato, fue el primer capitán duradero del seleccionado charrúa (cuatro años). Sólido en defensa, fue pieza fundamental para enfrentar a los argentinos y hasta se transformó en el primer capitán en marcar un gol con el combinado.
Jorge Germán Pacheco (1910-1917), un dandy
Pacheco fue un notable deportista de familia de clase alta y con vinculaciones a las más encumbradas esferas de la política uruguaya. Excepcional halve derecho, fue capitán desde 1910 a 1917 siendo jugador de Nacional, Bristol y Peñarol. Obtuvo las Copas América de 1916 y 1917, cuando ya pertenecía a los aurinegros.
Alfredo Foglino (1919-1924), el primer “Mariscal”
Foglino llegó a la capitanía celeste de forma natural y después de haberla ejercido en Nacional por muchos años. Fue el primer “Mariscal” del fútbol uruguayo, de esas palabras autorizadas ante las cuales se hacía silencio para escuchar. Como back, un pilar inquebrantable. Fue capitán en las Copas América 1919 y 1920 (Uruguay campeón en la última de las mencionadas).
Alfredo Zibechi (1921-1924), obrero de la causa
Zibechi fue quien ocupó el puesto de centre-half en Nacional cuando falleció Abdón Porte. Lo haría hasta 1928 con muy buenas actuaciones, lo que le valdría la capitanía de la selección entre 1921 y 1924, aunque ya era habitual del combinado desde 1915, cuando todavía actuaba en Wanderers. Fue capitán en la Copa América de 1922.
José Nasazzi (1923-1936), el “Gran Capitán”
Hablar de José Nasazzi es hablar de capitán. Las palabras sobran para describir al mejor back de la historia del fútbol uruguayo (tres títulos mundiales y cuatro de América). “El Terrible”, que defendió a Bella Vista y Nacional en su etapa clubista, englobaba todo lo que tenía que ser y tener un capitán. Más allá de sus notables condiciones futbolísticas, su potencia, temperamento y liderazgo, Nasazzi ejercía una influencia abrumadora en propios y extraños: capaz de levantar al más hundido como de derribar al más encumbrado. Siempre estaba adelantado a las jugadas, pero no solo a nivel de partido sino a nivel de lo que sucedía con los oponentes, con el juez, con sus propios compañeros y con los de afuera. Voz más que autorizada, su influencia determinaba que muchas de las grandes decisiones a tomarse en los equipos y selecciones fueran consultadas con él. Lo curioso no es conocer cuándo fue capitán, porque lo fue siempre que jugó (40 partidos oficiales y 22 amistosos “B” entre 1923 y 1936), sino algunos de los grandes jugadores que lo suplieron en ese rol las pocas veces que no estuvo.
A saber:
Héctor Scarone (1927)
Domingo Tejera (1927-1930)
Pedro Arispe (1928-1929)
Agenor Muniz (1937-1942), el día después
Back izquierdo de Wanderers y Peñarol, fue uno de los primeros en tomar la posta de Nasazzi. Fue capitán en la Copa América de 1937 y en un par de partidos de la Copa América 1942 obtenida por la Celeste en Montevideo.
Ernesto Mascheroni (1933 y 1939), el ladero del “Mariscal”
Tras un pasaje por el fútbol argentino (Independiente) e italiano (Ambrosiana-Inter), retornó a Peñarol en 1937, pero jugó poco aquel año. En 1938 volvió a la selección y fue el capitán en la Copa América 1939. Un premio merecido para el sensacional back izquierdo campeón del mundo en 1930, que había gozado del capitanato brevemente en 1933.
Álvaro Gestido (1934, 1935 y 1940), el caballeresco capitán
Álvaro Gestido fue capitán de Peñarol durante toda la década del treinta del siglo XX. Capitán hecho y derecho. Centre-half o halve izquierdo, fue campeón del mundo en 1928 y 1930 con Uruguay. Figura respetada, deportista noble, sereno, líder que predicaba con el ejemplo, el apodo “Caballero” le calzaba justo. Teniente del Ejército, pudo disfrutar del capitanato oriental en pocas ocasiones (la primera de ellas en 1934), sea porque seguía jugando Nasazzi o porque disputó pocos encuentros a partir de 1936. Aun así, en sendos partidos amistosos ante Argentina en 1940, se retiró como lo que fue: un capitán con todas las letras.
Roberto Porta (1941-1945), un “Tano” al mando
Roberto Porta fue uno de los mejores jugadores del mundo en la década del treinta del siglo XX. Surgido de Nacional, brilló en Independiente de Argentina (1931-1933) y Ambrosiana-Inter de Italia (1933-1937), antes de retornar a los tricolores (1937-1947), donde continuó con su notable carrera. Capitán de los albos, este cerebral atacante, que podía actuar de wing derecho o entreala izquierdo, lideró a los celestes durante cuatro años. Fue capitán del equipo campeón de América de 1942 y también lo fue en los torneos continentales de 1941 y 1945.
Obdulio Varela (1946-1954), el “Negro Jefe”
El caso de Obdulio es idéntico al de Nasazzi: ¿Qué más se puede escribir del más grande centre-half de la historia del fútbol oriental? Notable jugador, poderosa pegada, dueño del equipo, voz de mando, tremendamente influyente en propios y ajenos, amplio dominador de las situaciones, capaz de leer todo lo que sucedía dentro y fuera de la cancha… Como sin Nasazzi no hubiesen existido ni 1924, 1928 y 1930, sin Obdulio no hubiera existido 1950. Fue él quien prácticamente le quitó la copa del mundo de las manos a Jules Rimet cuando el Maracaná no paraba de llorar tras el partido. Con la humildad de los grandes, fue capitán también en el Mundial de Suiza 1954, torneo en el cual su ausencia por lesión ante Hungría en semifinales fue letal para los intereses celestes. Fue por primera vez capitán en la Copa América de 1946. Debutó en la selección en 1939 jugando en Wanderers y en 1943 pasó a Peñarol, siendo también capitán.
Eusebio Ramón Tejera (1947), “Cato” conducción
El “Cato” Tejera, portentoso y dominante back izquierdo de Nacional iniciado en Bella Vista y con pasaje por River Plate, llegó al capitanato en la Copa América de 1947, disputada en Ecuador y ante la ausencia de Obdulio. Tejera tomaría la posta en Nacional cuando se retiró Porta.
Matías González (1953), Un “León” dirigiendo la manada
En la Copa América de 1953, y ante nueva ausencia de Obdulio, el back derecho de Cerro, reconocido por su coraje y por su brillante actuación en el Mundial de 1950, fue el capitán.
William Martínez (1954-1965), histórico y digno heredero
Back central, es otro histórico del fútbol uruguayo. Campeón del mundo en 1950, aunque como suplente, fue el capitán de Uruguay en la Copa del Mundo de 1954 cuando Obdulio Varela se perdió la semifinal y el partido por el tercer y cuarto puesto por lesión. Poco después, este completísimo zaguero se quedaría definitivamente con la máxima responsabilidad por muchos años, disputando distintos torneos de primer nivel. Fue campeón de América de 1956 en Montevideo. Líder y referente absoluto, fue gran figura y capitán, por supuesto, en Rampla Juniors y Peñarol.
José Emilio Santamaría (1957), jerarquía pura
Santamaría es otro de los notables backs de la historia del fútbol uruguayo. Si bien se inició como mediocampista, cuando pasó a la zaga comenzó a brillar de tal forma que, rápidamente, se convirtió en referente y capitán de Nacional. Fue pieza clave en la zaga central de Uruguay en la Copa del Mundo de 1954 junto a William Martínez. Fue capitán celeste en la Copa América de 1957 antes de partir al Real Madrid para ratificar en Europa todo lo que había hecho en Uruguay.
Próximamente, parte 2.
AUTOR: PABLO VEROLI
Brillante trabajo.Muchos no conocen la historia de estos grandes.